Está situada en una zona donde hubo derrames de lavas que contribuyeron a
la formación de la inhóspita altiplanicie de Payún. Es una ciudad amigable y
atractiva. El petróleo y la minería la signaron, la entonces población citadina se
desarrolló principalmente por la influencia de las empresas y el personal de
esos sectores económicos.
La ciudad fue oficialmente creada en 1886 respondiendo, en términos de
planificación urbana, al modelo español, con un plano de tipo ortogonal o en
damero. Hacia 1907 ya se observaba claramente este diseño de la villa, con
veinticinco manzanas, calles y lotes perfectamente delineados e identificadas
las parcelas para la administración pública, servicios educativos y religiosos
(policía, plaza, escuela y capilla). En 1927 se produce una expansión del área
urbana, que pasa de veinticinco a cuarenta y ocho manzanas con el mismo
trazado en damero.
La construcción del ferrocarril (1944) y la actividad minera hacia finales de la
Segunda Guerra Mundial incidieron de forma notoria en el territorio y
contribuyeron al asentamiento de la localidad, ya que facilitaron el
desplazamiento de trabajadores junto con sus familias a la villa de Malargüe.

Un hecho importante en la historia de Malargüe es la construcción de una
planta de procesamiento de uranio, construida entre 1961 y 1962. La misma se
instaló en la ciudad debido a la existencia de un yacimiento de extracción de
minerales cuprouraníferos, que funcionaba desde 1954 a pocos kilómetros de
Malargüe. La fábrica era parte de un plan nacional para explorar el uso de
energía atómica en Argentina
La trama urbana que hasta ese momento se había mantenido “controlada”
comienza a mostrar un crecimiento más acelerado hacia la periferia,
especialmente hacia el suroeste. La regularidad del diseño tiende a
mantenerse hacia el este, mediante la planificación de los barrios que
comienzan a surgir paulatinamente en las décadas siguientes. Esta situación
se acentúa en las décadas de 1970 y 1980, cuando nuevas actividades
extractivas, esta vez relacionadas con el petróleo, se desarrollan en el territorio
malargüino. Con el paso del tiempo, el departamento comenzó a explotar y
desarrollar su potencial turístico.
En el año 1984 se aprecia un desarrollo en diferentes ámbitos de la ciudad. Se
van consolidando los barrios que estaban en desarrollo, como el Manuel
Belgrano, el Barrio Industrial, el Martín de Güemes y el barrio Los Intendentes.
Surgen áreas industriales al sureste y al oeste, y una fábrica de yeso al este.
En 2003, la ciudad alcanza un nuevo registro de crecimiento que se traduce en
un desarrollo de 160 hectáreas. La ciudad crece tanto al oeste, con los barrios
de San Martín, Malvinas y Cívico, como al este con los barrios de Llancanelo y
Portal del Sol, y al sur con el barrio Municipal. Se construyen equipamientos
adicionales, como el planetario y parte del sector industrial ubicado al oeste.
Luego de la Campaña del Desierto, parte de las tierras incorporadas a la
Nación fueron distribuídas entre los militares que participaron de la misma.
Malargüe vió nacer una estancia, que perteneció al Teniente Coronel Rufino
Ortega y que se dedicó a la cría de ovejas y vacunos. Un paseo por la ciudad
de Malargüe debe incluir necesariamente La Ortegüina, donde actualmente
funciona el Museo Arqueológico que atesora material de gran importancia,
hallazgos fósiles, restos de fogones, puntas de flecha. Además, en el lugar
perdura un molino harinero (monumento histórico) y la Casa Patronal. Allí
también el Museo Regional Malargüe. El parque en torno de la estancia es el
actual Parque del Ayer y alberga el Centro de Convenciones.